Eli, Bruno, Laura y Daniel en el mirador de Ngorongoro
Eli, Bruno, Laura y Daniel en el mirador de Ngorongoro

Luna de miel en Tanzania, por Daniel y Laura

Hoy día 24 de diciembre, hemos recibido nuestro regalo de Navidad.

Gracias Daniel y Laura por compartir con nosotros vuestra experiencia, no hay forma de agradecerlo.

«Nuestro viaje de luna de miel comenzó el día 28 de noviembre. Llegamos por la tarde a Kilimanjaro, donde nos recogió Joshua. Durante el traslado a Arusha pudimos ir conversando, y poco a poco nos fuimos sintiendo más cómodos tras tantas horas de vuelo.

Al día siguiente Eli (nuestro guía) y Bruno (nuestro conductor) nos recogieron y nos llevaron al P.N. de Tarangire, desde el primer momento hubo muy buen rollo y al cabo de unas horas ya nos sentíamos como en casa. Tarangire es espectacular, quedamos impresionados con el tamaño de los baobabs y los termiteros, así como de la cantidad de elefantes (entre muchos otros animales: aves de todo tipo, varios tipos de antílopes, jirafas…) que había. Almorzamos en un merendero lleno de monos, había que estar atentos ya que aprovechaban cualquier descuido para llevarse el almuerzo.

Elefantes y baobabs, iconos de Tarangire. Por Daniel

Elefantes y baobabs, iconos de Tarangire. Por Daniel

Momentos familiares. Por Daniel

Momentos familiares. Por Daniel

El segundo día de safari tomamos rumbo al P.N. de Serengueti, por la carretera que bordea desde arriba la caldera de Ngorongoro, con unas vistas impresionantes a ambos lados. De hecho, paramos en un espectacular mirador. En el lado externo había numerosos poblados masais, y era habitual encontrarse grupos de pastores con sus rebaños.

En Serengeti. Por Daniel

En Serengeti. Por Daniel

En Serengueti tuvimos la suerte de que ya había llegado al parque la Gran Migración, por lo que pudimos deleitarnos con el espectáculo de contemplar miles de ñus y cebras por todas partes. Durante el recorrido pudimos ver numerosos grupos de animales, como leonas, un grupillo de guepardos, un leopardo, hienas, jirafas, búfalos, una familia de babuinos, etc. Nos sorprendió lo cerca que estaban los animales de los caminos, muy tranquilos, acostumbrados a los visitantes.

Ñus en Serengeti. Por Daniel

Ñus en Serengeti. Por Daniel

Siempre atento el leopardo. Por Daniel

Siempre atento el leopardo. Por Daniel

Hicimos noche en Kubu Kubu Tented Camp, en mitad del Serengueti, situado en un pequeño alto con unas vistas impresionantes. Mientras estábamos cenando con Eli y Bruno, según caía la noche, pudimos ver desde el mirador del restaurante como se acercaban grupillos de búfalos y de hienas, se podía ver el reflejo de la luz en los ojillos de las hienas merodeando por detrás de la zona de la piscina. Era increíble estar por la noche en las tiendas escuchándolas, y disfrutando de los sonidos de la noche.

Anochecer en Serengeti. Por Daniel

Anochecer en Serengeti. Por Daniel

En Serengueti estuvimos dos días, como es tan grande, ves diferentes zonas, con paisajes muy variados, llanuras infinitas, zonas más arboladas, charcas con hipopótamos donde acechan los cocodrilos… un sitio increíble con animales por todas partes.

Contemplando hipopótamos. Por Daniel

Contemplando hipopótamos. Por Daniel

Los ríos dominio del hipopótamo. Por Daniel

Los ríos dominio del hipopótamo. Por Daniel

Esa noche dormimos en Ngorongoro Rhino Lodge, en este caso fueron varias decenas de búfalos los que durmieron bajo la terraza de nuestra habitación.

Nuestro cuarto día lo dedicamos a la Zona de Conservación de Ngorongoro, desde el primer momento este lugar te cautiva, el empinado camino que baja por las boscosas laderas del cráter es una pasada, y luego, una vez abajo, descubres que te encuentras en el mismísimo Arca de Noé, con decenas de animales distintos conviviendo en el mismo espacio. Ya hemos perdido la cuenta del número de especies que vimos allí, pero pudimos ver al rino (el quinto y último de los «Big Five»), aunque éste último no tuvimos la suerte de verlo tan cerca (por desgracia décadas de caza furtiva han acabado con la mayor parte de estos bellísimos animales, y quedan pocos, por lo que son más difíciles de ver).

Daniel, Bruno, Laura y Eli en la entrada de Ngorongoro. Por Daniel

Daniel, Bruno, Laura y Eli en la entrada de Ngorongoro. Por Daniel

Flamencos en Ngorongoro. Por Daniel

Flamencos en Ngorongoro. Por Daniel

Finalmente, como regalo de despedida en nuestro último día de safari, la naturaleza nos obsequió con uno de sus mayores espectáculos. Estábamos observando a un grupo de leonas con sus cachorros, cuando pasó un grupo de búfalos entre las leonas y nuestro coche. La cara de las leonas lo decía todo, Eli nos dijo que aguardáramos, que lo mismo había suerte, y efectivamente, la primera de ellas salió corriendo, con el resto detrás, tras un primer intento fallido, dieron caza a uno de los búfalos. La adrenalina de ver y oír (no olvidaremos esos sonidos en la vida) ese espectáculo, y de haber podido estar tan cerca son indescriptibles. Finalmente vimos acudir al festín a las hienas y a los chacales, que observaban cautelosos desde la distancia.

Cacería en Ngorongoro I. Por Daniel

Cacería en Ngorongoro I. Por Daniel

Cacería en Ngorongoro II. Por Daniel

Cacería en Ngorongoro II. Por Daniel

Cazando en equipo. Por Daniel

Cazando en equipo. Por Daniel

Al día siguiente hicimos la ruta en bici por Mto Wa Mbu. Inicialmente habíamos planificado ver el lago Manyara, pero al final nos decidimos por algo más cultural. La verdad que por parte de UDARE no hubo ningún problema en cambiar la visita. Hicimos un recorrido por el pueblo, vimos como cultivaban diferentes especies de banana, arroz, probamos miel casera y cerveza y vino de plátano, vimos un taller de artesanía y finalmente degustamos comida típica tanzana.

Paseando en bici. Por Daniel

Paseando en bici. Por Daniel

Descubriendo otra riqueza del país, sus gentes. Por Daniel

Descubriendo otra riqueza del país, sus gentes. Por Daniel

Ya de vuelta en Arusha, saludamos a Gregory, el Manager de Udare que quiso conocernos personalmente. Con mucha pena nos despedimos de Eli y Bruno, la experiencia no habría sido la misma sin ellos ya que compartimos muchas horas de viaje e interesantes cenas aprendiendo sobre su cultura. Son unos magníficos profesionales, Eli conocía a la perfección los animales y su entorno y Bruno siempre estaba atento para detener el coche y que tiráramos la foto perfecta.

Por ahí se va a Serengeti. Por Daniel

Por ahí se va a Serengeti. Por Daniel

Al día siguiente partimos para Zanzibar. Dedicamos un día a Stone Town (con sus calles estrechas, llenas de encanto, y el ambiente mágico del mercado) y finalmente unos días de relax en la zona de playa, con alguna excursión para hacer snorkel por los corales.

Paraíso marino, Zanzibar. Por Daniel

Paraíso marino, Zanzibar. Por Daniel

Una experiencia inolvidable.»