Paula en Masai Mara. Por Paula
Paula en Masai Mara. Por Paula

Mi safari en Kenia

Ya ha pasado algo más de un mes y seguimos echando de menos esa tierra, esas gentes, esos colores y esa tranquilidad…

Nuestro viaje fue maravilloso, vamos a contarlo!

Llegamos un 23 de agosto, ¡por fin estamos en Kenia! En el aeropuerto, un señor muy amable nos estaba esperando para llevarnos al hotel, una pena que nuestro inglés no nos permitiera hablar más con él. De camino al hotel ya vemos que todo es diferente a lo que conocemos, ¡va a ser una gran aventura! Este primer día fue de descanso, el viaje es largo y se agradece. A última hora de la tarde conocemos a Colleta, nuestra guía y la que se convertirá, a lo largo del viaje, en una mujer espectacular, luchadora y ejemplar.

Al día siguiente, ¡madrugón! Conocemos a nuestras compañeras de aventura. Simplemente geniales.

Elefantes en Amboseli. Por Paula

Elefantes en Amboseli. Por Paula

Comenzamos el largo camino hacia Amboseli. Por la carretera se pueden ver animales como cebras, gacelas, avestruces… una pasada. Llegamos al hotel, espectacular. Y por fin llega la tarde para hacer nuestro primer safari, ¡Amboseli allá vamos!

Mucho polvo, mucho viento y el Kilimanjaro a penas se ve por las nubes, pero no decepciona. Comenzamos a ver cebras, ñus, bufalos, monos, gacelas… y una gran manada de elefantes cruza delante del coche, ¡impresionantes! A lo lejos se ven hipopótamos a medio sumergir en las charcas. Seguimos nuestro camino viendo jirafas, avestruces, hienas y muchísimas especies de aves; a lo lejos nos encontramos con dos guepardos tomando el sol. Y como broche final del parque volvemos a encontrarnos con una familia de elefantes que casi casi podemos acariciarlos. ¡Ha sido un día espectacular! Pero África aun nos tenía reservada otra maravilla…

Vistas de Kilimanjaro. Por Paula

Vistas de Kilimanjaro. Por Paula

Al día siguiente, al amanecer, pudimos ver el Kilimanjaro en todo su esplendor, antes de comenzar el camino hacia nuestro siguiente destino: Naivasha!

Embarcadero de lago Naivasha. Por Paula

Embarcadero de lago Naivasha. Por Paula

El lago Naivasha nos ha encantado! Es una gran experiencia y diferente a todas las demás. Durante el paseo en barca vemos hipopótamos muy cerca y las típicas águilas pescadoras del lago, además de muchísimas especies de aves como los marabús. Colleta sabe muchísimo de cualquier animal que le preguntes, es una suerte contar con una guía tan formada. Desembarcamos en Cressent Island, donde dimos un paseo entre gacelas, ñus, cebras, jirafas… es un paseo que marca la diferencia, tener tan cerca a los animales y sin ningún impedimento entre tu y ellos, en plena naturaleza, no tiene precio.

El grupo con Colleta empezando el paseo en Crescent Island. Por Paula

El grupo con Colleta empezando el paseo en Crescent Island. Por Paula

Esta siendo una experiencia única y la siguiente parada es Masai Mara! Estamos expectantes!

De camino a Masai Mara pasamos por muchas poblaciones pertenecientes a diferentes tribus, Colleta nos explica un montón de cosas, sabe de todo y además se nota que disfruta casi igual que nosotros haciendo este safari. A medio camino, nos invita a mazorcas de de máiz recién hechas, que puedes comprar en la carretera. También hacemos una parada para ver las maravillosas vistas del Valle del Rift.

Valle del Rift. Por Paula

Valle del Rift. Por Paula

Recorremos las tierras masais antes de llegar a nuestro campamento, podemos ver poblados masais y masais en su vida cotidiana. Es algo único.

Llegamos al campamento en el que nos vamos a alojar 2 días, está prácticamente en el parque natural y tiene vistas a él; los dueños del campamento son muy amables y se respira muy buen ambiente. Los masais de la zona vigilan el campamento para que los animales no se acerquen. ¡Ahora si que estamos viviendo la verdadera esencia de África!

Alojamiento en Masai Mara. Por Paula

Alojamiento en Masai Mara. Por Paula

Fisi Camp Masai Mara. Por Paula

Fisi Camp Masai Mara. Por Paula

Al día siguiente madrugamos con muchas ganas e ilusión de encontrarnos a todos los animales que habitan en Masai Mara, y tuvimos la grandísima suerte de ver, durante estos dos días todo lo que el parque puede ofrecer.

Elefante comiendo en Masai Mara. Por Paula

Elefante comiendo en Masai Mara. Por Paula

Grupo de leonas descansando. Por Paula

Grupo de leonas descansando. Por Paula

El descanso de los mayores depredadores terrestres. Por Paula

El descanso de los mayores depredadores terrestres. Por Paula

El primer día vimos un grupo de leonas, un grupo de leones, al rinoceronte negro (algo que es muy difícil ya que quedan menos de 20), gacelas, jirafas, ñus, búfalos, guepardos, antílopes, pumbas… tan sólo nos quedaba por tachar de la lista al leopardo. Pero África nos deparaba una experiencia inolvidable para el día siguiente, el cual pasamos entero dentro del parque natural.

Contemplando el rinoceronte en Masai Mara. Por Paula

Contemplando el rinoceronte en Masai Mara. Por Paula

El día comenzó viendo numerosos animales y miles de ñús pastando en las praderas masais, jirafas comiendo, pumbas de paseo… y cuando llegamos al río Mara lo encontramos en plena actividad ¡Estaban cruzando las cebras y los ñus! Entre muchísimos hipopótamos echando la siesta y algún que otro cocodrilo expectante por los alrededores. Se tiraban como locos al río e intentaban nadar como podían para llegar al otro lado, ¡estábamos dentro de un documental de la 2! Después, seguimos a un cocodrilo que había pillado a una presa, pero hasta que se encontró con otros 2 cocodrilos que quisieron robársela no supimos que llevaba una cebra entera entre sus fauces! También nos encontramos con un grupo de leonas durmiendo a la sombra. Comimos dentro del parque, el campamento nos había preparado un picnic, que montamos debajo de una acacia. ¡Aun nos quedaba toda la tarde! Por fin, nos encontramos con el leopardo. Echando la siesta en un árbol. Ya podemos tachar a los 5 grandes.

Cruce del río Mara. Por Paula

Cruce del río Mara. Por Paula

El cocodrilo y su presa recién capturada. Por Paula

El cocodrilo y su presa recién capturada. Por Paula

Al día siguiente hicimos un safari exprés al amanecer y pudimos apreciar ese sol de la sabana asomando entre las montañas. Y para finalizar, nos encontramos con una leona arrastrando un nú recién cazado, para dar de comer a sus crías.

Amanece en Masai Mara. Por Paula

Amanece en Masai Mara. Por Paula

Leona y su presa. Por Paula

Leona y su presa. Por Paula

¡Masai Mara no deja de sorprendernos!

Sólo nos quedaba una cosa por hacer, visitar un poblado masai, Antes de poner rumbo a nuestro siguiente destino, hicimos esa parada y pudimos conocer de primera mano como viven los masais, nos invitaron a sus casas, nos enseñaron donde tienen los animales y nos contaron como vivían. No deja de llamarnos la atención su forma de vida y cultura tan diferente a la nuestra. Gracias a Coletta, ya conocíamos mucho de la cultura masai, ya que durante las cenas no dejábamos de preguntarle cosas.

Visitando un poblado masai. Por Paula

Visitando un poblado masai. Por Paula

El safari aun no había acabado, nos quedaba el último parque, el Lago Nakuru, pero después de la grandeza de Masai Mara parece que no exista nada igual.

En el Lago Nakuru se encuentran los flamencos rosas, pero ya no hay tantos como antes por la salinidad del agua. Sólo pudimos ver unos cuantos de lejos. Subimos al mirador, las vistas son increíbles. Y luego pusimos mucho empeño en ver al rinoceronte blanco. Finalmente encontramos tres. Uno de ellos, camuflado entre búfalos.

Mirador del lago Nakuru. Por Paula

Mirador del lago Nakuru. Por Paula

Ha sido un acierto realizar el safari con Udare, te sientes a gusto desde el primer momento en que contactas con ellos y pudimos comprobar de primera mano que practican un turismo responsable con el medio ambiente y con los animales, cosa muy importante para nosotros. Además conocer a Colleta te cambia un poquito por dentro. Y que decir de nuestro conductor, un crack al volante!

Creo que se me quedan muchísimas cosas por contar, tantos detalles, tantas sensaciones… África hay que vivirla, deja una huella imborrable. Posiblemente haya sido la mejor experiencia de nuestras vidas y tarde o temprano querremos revivirla.