Safari Kamba
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Desde las playas de Zanzíbar a Europa y Asia.
Cuando el cultivo de algas está en pleno auge para el empleo de biocombustibles, en Zanzíbar sigue cultivándose, como se lleva haciendo desde 1989, para mercados tradicionales.
Aguas cálidas, ricas en nutrientes y bajo la protección del arrecife, ofrece una ubicación ideal para el cultivo de algas.
Atadas a cuerdas, entre palos separados a unos 30 cm, se forman inmensas plantaciones, que desaparecen con las mareas altas y emergen con las mareas bajas.
Este es uno de los programas más exitosos del gobierno tanzano en favor de la mejora de la economía y empleo de las mujeres locales, nacido como un proyecto impulsado por microcréditos, se ha convertido en todo un estandarte del éxito comercial local.
Desde hace más de 20 años mujeres ataviadas con sus coloridas vestimentas, trabajan durante horas, al ritmo de las mareas, para cultivar estas algas, que terminarán en grandes empresas europeas para su uso en cosméticos y en grandes empresas alimentarias en Asia como ingredientes de multitud de platos.
Con plantaciones de 25 metros cuadrados, las productividad es considerable, en sólo 6 semanas el peso de las algas se ha multiplicado por 10. Llegado el momento, se recogen, se dejan secar al sol, se embalan y se preparan para su exportación.
Un proceso sencillo, que entraña un duro trabajo por parte de las mujeres, muchas horas dentro del agua, con los pies entumecidos, los ojos quemados por el reflejo del sol y molestias de espalda por las forzadas posturas. Todo un sacrificio para poder sustentar la economía familiar.
Un sólo saco de algas puede llegar a pesar 50Kg. Un buen día de cosecha se puede llegar a recoger hasta 500Kg. Una vez seco, el peso se reducirá a la mitad.
Al año se recogerán 11.000 toneladas en todo el archipiélago.