Cuidado con las expectativas. Hacer un safari no es ir al zoológico
No siempre se pueden ver todos los animales que nos gustaría, ni los mejores momentos que todos recordamos de los grandes documentales de la televisión.
Los parques son enormes, los animales impredecibles y durante ciertas horas del día se encuentran al resguardo del sol.
Los conductores y los guías buscan satisfacer al viajero y por ello tratarán de localizar el mayor número posible de animales.
Nunca te bajes del vehículo sin preguntar a tu guía si es seguro hacerlo, está terminantemente prohibido
Aunque haya una foto muy tentadora, una foto ideal, nunca merece que nos juguemos nuestra vida. Aunque parezca difícil de comprender, esto sigue siendo causa de accidentes.
Si necesitas parar para orinar, avisa al conductor, él sabrá dónde detener el vehículo de forma segura para lo que coloquialmente se conoce como «comprobar la presión de los neumáticos».
Recuerda que nuestra visión nocturna es peor que la de los animales
No esperemos detectar animales a la noche, nuestra visión nocturna no está adaptada para ello. Ellos nos detectarán y nos observarán mucho antes de que nosotros los percibamos.
Si dormís en un tented camp o alojamiento no vallado, siempre pide al personal trabajador del alojamiento, que os acompañen en el trayecto entre dormitorios y la zona de comedor.
No des comida a los animales
Aunque los animales se acerquen al campamento o a los vehículos, está prohibido darles comida, puesto que podría cambiar los hábitos de alimentación de los animales, además de proveer una alimentación para la que no están habituados.
Duración de la jornada
La jornada de trabajo en Kenia y Tanzania, es de 8 horas, por lo que el tiempo de safari que exceda de estas horas, es por voluntad en este caso de los trabajadores, guía y conductor.
Los parques se abren a las 06.00 y se cierran a las 18.00, por lo tanto se podrá estar dentro del parque durante ese tiempo.
Las entradas diarias de los parques tienen una duración de 24 horas. Por ejemplo, si se paga la entrada del parque a las 10:00, al día siguiente habrá que salir antes de las 10:00, de lo contrario, habrá que pagar una nueva entrada al parque.
Es conveniente tener en cuenta que el conductor tras muchas horas conduciendo puede encontrarse fatigado y no en las mejores condiciones para la conducción, por lo que conviene sacrificar una horas de safari por la propia seguridad de todos los viajeros.
Las horas de salida del hotel y regreso deben ser tratadas con el guía y conductor, para tratar de establecer un horario coherente.
Sí es cierto que al amanecer y atardecer es cuando mayor actividad presentan los depredadores, pero no por salir a las 06.00 del hotel, tendrás garantías de ver una cacería.
Viaje con niños
Un safari con niños menores de 10 años puede ser complicado para ellos, puesto que las jornadas de safari son largas y pueden ser agotadoras para los pequeños.
En esos casos se recomiendan los safaris privados, de forma que puedan ser flexibles respecto a la duración de las jornadas y evitar así arruinar el viaje a otros acompañantes con los que se comparta el vehículo.
En los campamentos y alojamientos de safari, ubicados tanto dentro del parque, como en las proximidades, se recomienda aumentar la precaución y la prudencia, acompañando a los pequeños en todo momento, por la presencia de fauna salvaje en las proximidades.
No arrojar basura
No somos conscientes de que un plástico que abandonemos en la sabana, permanecerá en él de forma indefinida y cuando volvamos a nuestras casas, habremos contribuido a contaminar un parque, que no es capaz de soportar un plástico abandonado por cada uno de los millones de visitantes que recibe.
No salirse fuera de las pistas en los parques
Los vehículos deben circular dentro de las pistas. Una de las mayores amenazas de los parques y su vida, es la erosión de los suelos debido a la circulación de vehículos fuera de las pistas. En este sentido, es responsabilidad tanto de los conductores como de los viajeros ser respetuosos con esta norma. Los conductores son conocedores de las consecuencias de sus actos y el riesgo de ser amonestados por los ranger, si éstos detectan una conducta inapropiada. En muchos casos, es la presión de los propios viajeros hacia los conductores, por acercarse más a los animales, lo que hace que los éstos se expongan a sanciones económicas y actúen de forma poco responsable con el medio.