Safari Kamba
Desde 1.710$ por persona
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La cima de África es tímida pero nos recibió abiertamente en nuestro primer día en Tanzania, al igual que la etnia chaga, quienes nos acercaron su cultura y nos mostraron su arte en la elaboración del café.
La emoción de estas experiencias alivió el cansancio acumulado por el vuelo nocturno del que acabábamos de aterrizar.
En nuestro segundo día en Tanzania visitamos la cascada Elkidinga, en las faldas del Monte Meru.
Nuestro guía local estuvo muy pendiente de nosotros, de cara a que hiciésemos el trekking con total seguridad.
Nos encantó conocer de primera mano el entorno rural tanzano, tanto su estilo de vida como la variedad de ecosistemas.
En nuestro tercer día en Tanzania pudimos disfrutar de nuestro primer safari en Tarangire. Fue una experiencia genuina.
De ese parque nos encantaron especialmente los baobabs, que se encuentran en muy pocos sitios en el África continental.
El cuarto día comenzamos desayunando entre zebras y ñus en nuestro tented lodge, al lado del Lago Manyara. Después pusimos rumbo a Monduli, un poblado ubicado en el precioso Valle del Rift, donde tuvimos la suerte de dedicar una jornada a convivir con los Masai.
El guía estuvo muy dispuesto a mostrarnos su cultura y resolver todas nuestras inquietudes sobre sus tradiciones.
Fue una experiencia emocionante.
Al día siguiente disfrutamos de una jornada cultural en Mto Wa Mbu.
La esencia de Tanzania estaba allí concentrada: arte, gastronomía, hospitalidad,…
Más de 120 tribus conviviendo en armonía en esa pequeña localidad.
Nuestro guía local nos acompañó en un viaje en bici por Mto Wa Mbu, donde pudimos presenciar su cultura agrícola local, centrada en el cultivo de arroz, maíz y alubias; mientras nos rodeaban grandes plataneros.
Dicha cultura agrícola la pudimos presenciar en su mercado, en la cata de cerveza de plátano y en la comida local que nos prepararon para recuperar fuerzas tras el paseo.
Nuestro guía nos transmitió el orgullo por sus tradiciones y nos hizo sentir como en casa.
Tras estos días de actividades deportivas y culturales, retomamos los safaris, en concreto, por el Área de Conservación del Cráter de Ngorongoro.
Hogar de pastores masai y de los Big Five, este antiguo volcán es un pequeño edén en la cuna de la civilización.
Terminado el safari en Ngorongoro, pusimos rumbo hacia el Serengeti, que significa llanura infinita en masai.
Allí pudimos disfrutar del mejor atardecer que hemos visto en la vida.
Tras ese mágico atardecer, dormimos por primera vez en la sabana africana, lo cual fue una experiencia increíble.
Las dos siguientes jornadas dimos comienzo al safari por el Serengeti, donde encontramos a nuestro primer leopardo, uno de los Big Five más difíciles de ver.
Una vez terminado el safari por el Serengeti, pusimos rumbo a nuestro siguiente destino: Kenia.
En la frontera entre ambos países nos despedimos de nuestro guía Bakari y de nuestro conductor Kennedy, quienes nos hicieron sentir como en casa y lograron que disfrutáramos en todo momento.
Comenzamos la aventura en este destino de la mejor manera posible, con un safari en globo al amanecer y un desayuno en la sabana.
Posteriormente, continuamos con un safari por carretera por el Masai Mara, donde dedicamos dos días a conocer este parque nacional, tan distinto del norte del Serengeti.
Los ecosistemas del norte del Serengeti y el Masai Mara nos parecieron muy diferentes, lo cual supone una experiencia complementaria para quien visita ambos.
Tras el Masai Mara, dedicamos una jornada a Hells Gate & Naivasha, donde realizamos safari en 3 formatos diferentes: en bici, andando y en barca.
Fue una experiencia única disfrutar del safari desde otras perspectivas.
Al día siguiente visitamos Nakuru donde disfrutamos especialmente de la gran cantidad de flamencos que cubren el lago.
Nuestro último día de viaje lo dedicamos a la capital keniata.
Allí disfrutamos de un parque nacional único, ya que está en las inmediaciones de Nairobi, por lo que nos pareció increíble poder ver a los animales teniendo detrás el skyline de la ciudad.
Además, es ahí donde vimos al último de los Big Five que nos quedaba por ver: el rinoceronte.
Durante nuestra estancia en Kenia disfrutamos mucho de las explicaciones y los conocimientos de nuestro guía Gabriel y de nuestro conductor Ted, quienes nos acompañaron durante esta experiencia.
Tanto en Kenia como en Tanzania nos sentimos como en casa gracias a los guías y a los conductores que se aseguraron de que disfrutásemos de la experiencia en todo momento.
Una parte de nuestro corazón se queda en estos países.
Asante sana.