Safari Kamba
Desde 1.710$ por persona
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Cuando se piensa en un viaje a Tanzania, combinando safari y playas, siempre nos viene a la mente la paradisíaca Zanzibar.
Es indiscutible el magnetismo de esta isla, magníficas playas, cultura swahili, plantaciones de especias, zonas coralinas, vida local, etc. Lo tiene todo para ser un destino ideal tras un safari.
Todas estas bondades, convierten Zanzibar en todo un reclamo turístico, que en algunas ocasiones puede frenar el interés de ciertas personas viajeras.
Cada vez hay más viajeros y viajeras que se plantean qué otras alternativas de playa puede haber tras un safari, un lugar donde poder relajarse y descansar tras unos días de intenso safari por los diferentes parques tanzanos.
Hoy queremos presentaros una alternativa, una zona con extensas playas, cálidas aguas y un ambiente tranquilo, lleno de vida local, las playas de Pangani.
Pangani es una ciudad ubicada en la desembocadura del río que le confiere dicho nombre, el río Pangani.
Situada en la costa norte de Tanzania, al sur de Tanga y cerca de la frontera con Kenia, no es un destino tan accesible como Zanzibar y este es el motivo por el que es poco conocida.
La forma más habitual de llegar es por carretera, bien en coche privado o en transporte público. Desde Arusha puede tardarse cerca de 7 horas, algo menos desde Dar Es Saalam. Son muchas horas, y el viaje puede resultar pesado, pero lo que nadie discute es que las imágenes que te regala durante el trayecto son únicas.
Vida rural, puestos de venta de productos, escuelas, plantaciones, y vida, mucha vida es lo que nos encontramos durante nuestro viaje. Ráfagas de imágenes sorprendentes para nuestra vista, tratando de grabarlas en nuestra mente para no olvidarlas.
Al llegar a Pangani nos encontramos una ciudad tranquila, donde rápidamente vemos la influencia swahili. Las mezquitas, la arquitectura y la gente nos recuerda que estamos en una ciudad de mayoría musulmán, antiguo centro neurálgico del mercadeo de esclavos.
Las plantaciones de coco, nueces y sisal, junto con la actividad pesquera, copan sus principales fuentes de ingresos. El turismo parece que empieza a abrirse camino gracias a una tímida oferta hotelera y la oportunidad de realizar actividades culturales y deportivas en la zona.
Quien llega hasta esta localidad, habitualmente viene buscando el relax de sus playas. Extensas playas, flanqueadas por cocoteros y bañadas por unas aguas cálidas, que las convierten en un lugar ideal donde descansar y desempolvarnos tras varios días de viaje por las polvorientas pistas de los parques naturales.
La ausencia de turismo, o al menos en el volumen de su vecina Zanzibar, las convierte en unas playas repletas de vida local, donde seremos el foco de todas las miradas. No todos los días se ven «muzungus» (personas blancas en swahili) en sus playas.
Para quien busque poder realizar actividades, hay pequeñas agencias turísticas en la ciudad, cerca de la parada de autobuses, que ofrecerán una gran variedades de actividades.
Travesía en barco por el río Pangani, visitas a zonas rurales, paseo en bici, pesca, o snorkel en la cercana Reserva Marina de Maziwe donde cabe la posibilidad de ver delfines y visitar sus zonas coralinas, son algunas de las actividades que podremos hacer.
Respecto a los alojamientos aunque no hay mucha oferta sí podemos encontrar algo de variedad.
Nosotros nos hospedamos en el alojamiento gestionado por unas religiosas, llamado Seaside Community Center Hostel, un alojamiento local, modesto, pero acorde a la filosofía de conocer vida local.
Podremos encontrarnos más alojamientos en las playas del sur de Pangani, en Ushongo Beach donde habrá hoteles más turísticos y con un servicio más refinado.
Para llegar a Ushongo Beach desde Pangani, deberemos acercarnos al puerto, tomar un ferry que cubre los 150m de distancia que separa las dos orillas del río Pangani y una vez llegado a la otra orilla tomar un taxi o moto que nos lleve hasta nuestro hotel.
Sea cual sea la opción elegida, no habrá duda de que este entorno nos dejará con ese buen sabor de boca, de haber disfrutado unos días de playa, en un entorno relajado, impregnándonos de la vida local y con una atmósfera de paz y sosiego.
Sin duda un broche perfecto a un safari por Tanzania.