Safari Kamba
Desde 1.710$ por persona
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Cuando hablamos de Tanzania, lo primero que nos viene a la cabeza son los grandes parques Serengeti y Ngorongoro, su fauna, los masais, naturaleza e incluso el Kilimanjaro, el techo de África. Pero ¿y sus playas?
El nombre de Zanzibar más o menos nos puede resultar más familiar, pero ¿siendo Tanzania un país de costa, realmente no hay más playas realmente bonitas?
La respuesta es sí, y hoy os queremos proponer una pequeña ruta para conocer las 5 grandes joyas de la costa de Tanzania.
Dejemos volar nuestra imaginación…
…Una mañana soleada y una ligera brisa nos animan a izar la vela de nuestro dohw, un velero de madera con gran arraigo en la costa tanzana. Estamos en la desembocadura del río Rufiji y nos disponemos a partir hacia nuestro primer destino.
Tan sólo 25 kilómetros de travesía nos separan de la isla de Mafia. Queremos empezar nuestro viaje de una forma tranquila, visitando una isla con menor afluencia de viajeros y viajeras, donde poder sentir el vaivén de las olas de un modo íntimo. Una relajación, un estado zen, sólo interrumpido por nuestra gran pasión, los fondos marinos.
Mafia es el paraíso de todo amante del snorkel y buceo. Desde 1995 declarado Parque Marino Protegido es un enclave inmejorable para disfrutar de un entorno marino único. Su arrecife coralino, bosques marinos y manglares ofrecen infinidad de ecosistemas que albergan una gran diversidad de vida acuática.
Una combinación de un estado de relajación espiritual, aderezado por un momento de estimulación sólo producido por nuestras inmersiones, qué mejor forma comenzar nuestra travesía.
Tras unos días de retiro espiritual, ponemos rumbo hacia la mayor de las islas que conforman el archipiélago de Zanzibar.
160 kilómetros es la distancia que navegamos hacia el norte, bordeando la costa de Tanzania para llegar a Unguja, más conocida como Zanzibar.
En Zanzibar buscamos sus contrastes, su riqueza, su personalidad.
Una triste historia marcada por las garras de la esclavitud, frente a la alegría del presente y el optimismo del futuro.
Sus habitantes de carácter swahili, conviven conservando sus arraigadas costumbres, dentro de un mundo cada vez más globalizado.
Colores turquesas en contraste con el rojo intenso. Una visión de las tonalidades que nos ofrece el océano Índico, donde los azules de diferentes intensidades y turquesas, son interrumpidas por las siluetas de los masais que pasean y se divierten en las playas. Los pobladores de la gran sabana africana, dominando las eternas playas.
Algas y especias son los grandes abanderados de la exportación de esta pequeña isla. El cultivo de las algas por parte de las laboriosas mujeres, nos recuerda de alguna manera a las grandes extensiones de bateas para el cultivo de mejillones, en un lugar algo más próximo a nosotros. Las especias, qué decir del clavo, cardamomo o canela, sin duda ingredientes estrella en muchas de nuestras cocinas. Desde Zanzibar salen lotes con destino a las mesas de prestigiosos restaurantes.
El verdor del interior de la isla donde su aislamiento físico ha permitido la evolución de especies endémicas, tanto de aves, invertebrados o mamíferos, como los colobos rojos, contrastan con la ciudad de piedra, Stone Town. Una reminiscencia de su historia, su cultura y su personalidad que podremos ir admirando conforme nos perdemos por sus callejuelas.
Y qué decir de la Zanzibar Fashion Week donde se muestran las creaciones de los jóvenes diseñadores, que causan una gran convulsión en las pasarelas de mayor referencia a nivel mundial. Sin duda Zanzibar es uno de los grandes impulsores de la expansión de la moda, colores y estilo africano a las más marcas mundiales más prestigiosas. De lo kikois y kangas tradicionales a Milán.
Tras unos días frenéticos en Unguja partimos desde sus playas del norte en Nungwi, para poner rumbo a la isla de Pemba.
Largas playas de blanca arena nos dan la bienvenida, pronto se nos va la mirada al exótico hotel Manta Resort, ese alojamiento con habitaciones sumergidas en el mar desde donde poder contemplar el fondo marino, ¿se lo imaginan?
Bueno, pongamos los pies sobre el suelo, si algo nos atrae de Pemba es que se trata de la tercera isla que compone el archipiélago de Zanzibar junto con Mafia y Unguja. Se trata de la isla más fértil, por este motivo los árabes le concedieron el nombre de Pemba, por tratarse de “la isla verde”.
Hemos venido a ver la vida agrícola, las grandes plantaciones de clavo, mucho más extenso que en Unguja, la vida rural detenida en el tiempo, donde el desarrollo aún no ha interferido es sus hábitos de vida.
Nos encanta Pemba, una de las zonas de mayor densidad de población de Tanzania, capaz de prosperar en base al sector primario, la agricultura, sin necesidad de rendirse a los cantos de sirena del sector turístico.
Una combinación de maravillosas playas vírgenes y grandes paisajes verdes, bosques, plantaciones y cultivos.
Tras varios días navegando y disfrutando de las playas y hospitalidad de las 3 islas del archipiélago zanzibarí, es hora de regresar a Tanganica, como se conoce a la parte continental de Tanzania.
Al oeste de Pemba, no encontramos próximos a la desembocadura del río Pangani, donde las aguas procedentes del Kilimanjaro se fusionan con el océano Índico.
Será aquí en las playas de Pangani donde podremos disfrutar de unos días de relax, donde la tranquilidad es el leit motiv de su población, pole pole en su máxima expresión. Dicen con cierta ironía tierra a dentro, que el calor en esta zona de la costa hace que sus habitantes reduzcan su actividad para ser más eficientes.
Lo reconozco he sucumbido a Pangani, sus playas locales son el punto de encuentro al atardecer, de niños que juegan con el balón, jóvenes que demuestran sus habilidades con la moto por la arena y familias que se reúnen para disfrutar de un momento en sociedad.
Pocos son los viajeros y viajeras que ubican estas largas playas en el mapa y eso les otorga un halo magnético para quienes buscan disfrutar de la tranquilidad de la playa y dejarse llevar por la espontaneidad de los acontecimientos, que normalmente se producen, cuando nos salimos fuera de las sendas marcadas.
Nuevamente partimos de Pangani, esta vez en dirección sur para ir aproximándonos poco a poco al final de nuestro destino, Dar es Saalam. Pero antes, tenemos que hacer un alto en una de las playas más especiales de Tanzania.
Saadani, será en las playas de Saadani donde podremos darnos un último baño en nuestra ruta por las mejores playas de Tanzania.
En este caso no hemos venido buscando aguas turquesas, actividades acuáticas o cultura swahili, lo que nos ha atraído hasta sus aguas es su biodiversidad. Su flora, la vida marina y por su puesto su vida terrestre.
Saadani es el único parque nacional costero, donde hacer un safari a la mañana viendo leones, búfalos o jirafas y darse un baño al atardecer junto a los descarados monos que nos observan con curiosidad, es posible.
Playas, playas y playas, en África con miles de kilómetros de costa, las playas abundan y de gran belleza muchas de ellas.
Naturaleza, fauna, etnias, culturas, son tantas maravillas que nos ofrece este continente que en ocasiones nos olvidamos de sus playas.