Safari Kamba
Desde 1.710$ por persona
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Hola a todos. Me llamo Marta y soy una maestra madrileña de excedencia en Tanzania por un año.
En Madrid trabajaba hasta el mes de julio del 2015 en la escuela IDEO, un centro de nueva creación en el que el trabajo por proyectos, las metodologías activas y la atención a la diversidad son algunas de sus señas de identidad. Además, el colegio promueve todo tipo de actividades con fines solidarios, por lo que cuando le comente comenté al director, José Canales, mi idea de venir a Tanzania como voluntaria a dar clase en un centro social, no hizo más que animarme a realizar esta experiencia.
Hola Marta, desde Udare siempre nos ha parecido muy interesante y enriquecedor conocer iniciativas y experiencias como las tuyas, experiencias vitales.
A continuación queremos hacerte unas preguntas para conocer qué es lo que te ha hecho embarcarte en este viaje, que de alguna manera, será sin retorno.
Marta, tú has sido una de las integrantes del proyecto Asante África 2015, ¿pero qué es exactamente Asante Africa 2015?
Asante Afrika 2015 ha sido un proyecto social que se ha llevado a cabo durante el mes de Agosto de 2015 en la ciudad tanzana de Iringa. El proyecto lo hemos compuesto 17 jóvenes españoles y un chico de Filipinas. Lo titulamos “Asante Afrika 2105” debido a que 4 de nosotras estuvimos en Kenia y Tanzania el año pasado y fue una forma de agradecer los días que vivimos.
¿Qué mueve a 18 jóvenes a viajar a Tanzania para desarrollar un proyecto de cooperación?
A todos los integrantes de Asante Afrika 2015 nos movía el espíritu solidario de darnos a los demás. También tener la oportunidad de conocer Tanzania, su gente y poder sumergirnos en su cultura era un factor muy atractivo.
¿En qué ha consistido vuestra colaboración? y ¿cuál era la finalidad de la misma?
Nuestra colaboración ha consistido en ayudar a familias desfavorecidas que pertenecen al Movimiento de los Focolares a vivir en mejores condiciones tanto de higiene como de salud, para ello hemos rehabilitado casas, hemos cavado fosas sépticas, hemos construido baños y duchas, y les hemos dotado de mobiliario básico como camas o mosquiteras.
¿Cómo empieza una persona a poner en marcha un proyecto de estas características? ¿cuáles son los pasos a dar?
Todo empezó hace dos años, cuando mi mejor amiga de la universidad, Laura, junto a Marga se les despertó la curiosidad y el deseo de realizar una experiencia solidaria en África como voluntarias. Ellas pertenecen al Movimiento de los Focolares, una organización de base católica nacida en Italia que apuesta por la unidad de las personas. Poco a poco se fueron informando de los proyectos que la organización tiene en África y las atrajo mucho la idea de ir a Camerún, pero consideraron que el idioma (francés) iba a ser una barrera. Siguieron investigando y acabamos en Nairobi, en la Mariápolis Piero. Un centro en el que conviven gente consagrada, con jóvenes que quieren realizar experiencias puntuales. Además tienen un colegio de Educación Infantil y un taller de manualidades y una carpintería en la que fabrican souvenirs para vender, sobre todo, en Europa.
Además de visitar diferentes proyectos en los alrededores de Nairobi, tuvimos la oportunidad de conocer un poco el país viajando a diferentes sitios durante los fines de semana. Conocimos el Valle del Rift y el Parque Nacional del Lago Naivasha. Además, también vinimos a Tanzania, en concreto a Iringa, a colaborar en el centro social de los Focolares dando clase de inglés y conociendo diferentes proyectos de la zona.
Construir una vivienda o unos sanitarios, no debe ser algo que resulte sencillo ¿teníais alguna experiencia en este tipo de trabajos?
Excepto una persona, ninguno teníamos experiencia en el mundo de la construcción. Teníamos muy claro todos que lo primero que debíamos hacer era aprender a hacer cemento, a poner ladrillos, a pintar, a cementar paredes… Y fue más fácil de lo esperado ya que nuestra voluntad era enorme. Como nosotros decíamos, no tenemos ni idea, pero tenemos dos manos para hacer lo que se necesite, y una cabeza para pensar.
¿Por qué en Iringa? y ¿cómo decidisteis a quien ayudar?
Decidimos volver a Iringa debido a que ya conocíamos a la comunidad que vivía aquí, y las focolarinas sabían qué familias necesitarían más ayuda. Hacia el mes de abril-mayo nos mandaron por email las fotos de las casas en las que íbamos a trabajar. En total fueron 14 familias a las que ayudamos.
¿Cómo ha cambiado la vida de las familias a las que ayudasteis?
Las familias están tremendamente agradecidas por lo que hemos hecho. Voy a dar ejemplos de ayudas concretas para que se vea el alcance: a una familia en la que la madre es discapacitada motora y dormía con el colchón en el suelo, le compramos una cama. Simplemente el no tener que agacharse ni levantarse desde el suelo, es una gran ayuda para ella, pues su discapacidad no le permite mover bien las piernas.
¿Y las vuestras? ¿qué os ha aportado esta experiencia?
Esta experiencia nos ha aportado sobre todo realidad y humanidad. Realidad para darnos cuenta que somos unos privilegiados por vivir donde vivimos y que tenemos una gran suerte por haber nacido en nuestras familias. Y humanidad porque esta experiencia ha potenciado al máximo nuestra empatía hacia las personas con pocos recursos. Además, la unidad por encima de la raza o el color de piel ha sido la clave del éxito del proyecto. La unidad con las familias, con el resto de la comunidad y entre nosotros. Hemos estado conviviendo en una misma casa los 18 y no hemos tenido ningún roce ni riña. Esto ha sido posible ya que todos teníamos muy claro que el proyecto y el grupo estaban por encima de cualquiera de nosotros.
Para este tipo de proyectos algo fundamental es la financiación. Vuelos, alojamiento, materiales de construcción, etc. ¿Cómo conseguisteis obtener la financiación necesaria?
Pusimos en marcha la venta de merchandising con el logo del proyecto como mecheros, mochilas o camisetas y tuvo muy buena acogida. Además aceptamos donaciones de gente anónima, familiares o amigos. Ese fue el dinero que utilizamos para llevar a cabo el proyecto: compramos herramientas y materiales de construcción. Además se propuso apartar una cierta cantidad de dinero por si alguno de nosotros necesitaba una ayuda para pagar el vuelo o el alojamiento aquí debido a que la mayoría de los integrantes de Asante Afrika 2015 son estudiantes. Aun así, todos realizamos un gran esfuerzo durante el año y conseguimos ahorrar el dinero suficiente para costearnos el viaje y así poder destinar la mayoría del dinero al proyecto en sí.