Safari Kamba
Desde 1.710$ por persona
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Hoy puedo decir que es cierto que hay viajes de los que nunca regresas y que cada uno de ellos dan forma a lo que eres hoy y serás mañana.
Por fin llegaba el día de comenzar la aventura que habíamos planeado tanto tiempo atrás y que esperábamos con mucha ilusión. Salimos desde Toledo con destino al aeropuerto de Kilimanjaro y a la salida, Joshua ya nos estaba esperando para hacernos muy ameno el camino a Arusha. Durante el trayecto nos habló de los “Big Five” y de todas las aventuras que íbamos a vivir.
Al día siguiente, Paul y Joshua nos esperaban para comenzar nuestra ruta dirección al P.N. de Tarangire. Nada más llegar, de repente estábamos rodeados de decenas de ñus y cebras, ¡salieron de la nada! Recuerdo ahora lo que nos impactó verles por primera vez.
Pero está claro que no fue lo único que vivimos en Tarangire, ya que en poco tiempo habíamos visto elefantes y jirafas a tan poca distancia que no podíamos creer que lo estuviésemos viviendo.
Si bien estábamos impactadas, es cierto que el viaje no había hecho nada más que empezar.
En el área de conservación del Ngorongoro todo era diferente, incluso el clima. Según te vas adentrando en su interior, el paisaje es sencillamente espectacular y tiene una energía muy especial.
A cada momento, Paul nos daba detalles de la formación de esta caldera y su extensión, y por otro lado, Joshua siempre estaba atento a nuestro alrededor para no se nos escapase ningún animal que pudiera pasar cerca. Ellos disfrutan mucho de su trabajo y esto se ha reflejado en cada una de nuestras experiencias.
Si bien cada día era mejor que el anterior, Joshua ya nos avisaba que el P.N. del Serengueti era “another world” por lo que estábamos expectantes por vivirlo.
Y así fue; la llanura infinita nos brindó atardeceres y amaneceres únicos, así como leones y leonas, hienas, elefantes, jirafas, ñus, hipopótamos, cebras, buitres, gacelas, antílopes… un sinfín de animales salvajes que formaban parte de nuestro “documental” con un contraste increíble de paisajes dentro del “Siringit” (palabra masai de dónde proviene el nombre de este precioso Parque Nacional).
Gracias a Paul aprendimos un montón de cosas de cada una de estas bellezas.
Por si no hubiésemos tenido suficientes emociones, el final del día nos regalaba un precioso atardecer en medio de la sabana y un amanecer al día siguiente aún más espectacular si cabe. Alojarse en medio del parque ha sido toda una aventura; jamás había visto un cielo igual a ése, ¡la vía láctea se mostraba tan clara! y los animales se escuchaban muy cerca, de hecho, ¡alguno se paseó muy cerca de nuestra tienda!
El viaje todavía no había acabado, así que con fuerzas renovadas y con nuestras bicicletas salimos a pasear por el pueblo de Mto Wa Mbu. Fue un paseo de pintura, costumbres y artesanía local que acabó con una comida deliciosa. Sinceramente, fue una de las mejores comidas que hemos tenido y la familia que nos acogió así como el guía fueron muy amables y divertidos, y las niñas adorables.
El final de nuestro safari acabó en el P.N. del Lago Manyara, si bien es cierto no vimos mucho animales, el entorno es impresionante y transmite mucha paz. Hay unos contrastes de selva, lago y sabana que merece la pena visitar.
Nuestro viaje con Udare había llegado a su fin, pero nos hemos traído en la mochila mucho cariño de nuestros compañeros de viaje, un viaje inolvidable que ha sido posible gracias a la atención de Aitor, la efectividad y rapidez de Gregory, todo el conocimiento y la amabilidad de Paul y los ojos y la seguridad de Joshua.
Todavía hoy, cierro los ojos y veo animales salvajes, libres y felices pero sobre todo, respetados.
Asante sana, Udare.
Karibuni sana, Tanzania.