Safari Kamba
Desde 1.710$ por persona
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La garganta de Olduvai situada en las planicies de la Zona Protegida de Ngorongoro, próximo a Serengeti, es el lugar donde se han encontrado las primeras evidencias de la existencia del ser humano. Es por ello, que la UNESCO lo declaró en 1979 Patrimonio de la Humanidad.
Muchas veces los viajeros y viajeras cuando vamos de safari dejamos de lado este lugar, que de alguna forma supone nuestro origen. Un espacio único en el mundo y que muchas veces, queda fuera de nuestro itinerario en el traslado entre Ngorongoro y Serengeti.
El tiempo necesario para visitar este enclave es de aproximadamente 3 horas, este será el tiempo que deberemos destinar a tomar el desvío hacia la garganta y disfrutar de este lugar, con la ayuda de los guías locales. 3 horas que muchas personas no están dispuestas a restar del safari en Serengeti, es por ello que en muchas ocasiones, Olduvai no forma parte de nuestro viaje.
El nombre Oduvai se trata de un error de transcripción, cometido por los primeros exploradores alemanes en el siglo XX. Cuando trascribieron la palabra oldupai de origen masai, que hace referencia a una planta muy abundante en esta zona y que tanto los masais como algunos animales, hacen uso de ella para extraer el agua de su interior en época de sequía.
La garganta de Olduvai con 48 kilómetros de largo y una profundidad de 90 metros, no fue de interés hasta que en 1911 un neurólogo y paleontólogo alemán, llamado Wilhelm Kattwinkel, buscando insectos para su estudio de la enfermedad del sueño, se topó con restos fósiles de huesos de caballos de 3 dedos.
A su regreso a Berlín y tras mostrar su hallazgo, se organizó una expedición para la búsqueda de más restos fósiles, que en 1913 dio como resultado el hallazgo de restos humanos.
La actual garganta hace millones de años estuvo cubierta por un lago, cuya extensión se fue diezmando debido a los depósitos de sedimentos y cenizas, procedentes de la actividad volcánica de volcanes ya inactivos como Olmoti y Empakai o el todavía activo Ol Doinyo Lengai.
Los distintos sedimentos de origen volcánico, fluvial, lacustre y aluviales han quedado al descubierto como consecuencia de procesos de erosión, dejando a la vista 7 capas, que de alguna manera, permiten datar los restos encontrados en cada una de ellas.
Las diferentes capas pueden ser observadas durante nuestra visita en el monolito de Olduvai, donde se pueden apreciar diferentes tonalidades rojizas y grisáceas que conforman las diferentes edades de los sedimentos.
Las capas identificadas, de más antiguas a más actuales siguen este orden:
Cierto es que resulta si no imposible, muy complicado poder distinguir las diferentes capas sobre el monolito. Pero desde nuestro aula el guía nos irá explicando, con tanto detalle como nuestra curiosidad exija, las diferentes particularidades de cada una de ellas.
Tras las explicaciones dadas tendremos libertad para visitar el pequeño y modesto museo, que nos explica la historia del descubrimiento de este yacimiento, así como muestras (no originales) de los objetos y restos óseos encontrados.
Tras la visita al museo nos quedó la impresión de que si las grandes colonias europeas no hubiesen «saqueado» los restos y se hubieran podido mantener en este museo, en su lugar de origen, sin ninguna duda dispondría de un mayor interés por su conservación y protección.
Es ciertamente triste, como el museo de la considerada «cuna de la humanidad», se encuentra en un estado deplorable.
A pesar de ello, este lugar es de obligado peregrinaje para aquellas personas que sientan cierta curiosidad por sus orígenes.
Saber que uno y una está en un entorno donde han vivido, cazado, recolectado y huido de depredadores, los primeros seres humanos, si realmente lo pensamos y nos lo imaginamos, este lugar es capaz de emocionar y de erizar el vello.
Por ello contemplemos este paisaje una última vez e imaginemos, lo que un día fue este lugar.