Safari Kamba
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El Parque Nacional Mkomazi es un enclave crucial en la lucha conservacionista en Tanzania.
Un parque poco visitado por encontrarse a medio camino entre Arusha y la costa tanzana. No habitual de los itinerarios clásicos de safari.
Esta ubicación poco atractiva (a 5 horas de Arusha), lo convierte en una joya para aquellas personas que buscan espacios menos visitados, donde la presencia de vehículos de safari es mínima.
Con 3200 kilómetros cuadrados este territorio fue declarado reserva en 1951. Lamentablemente el poco interés que suscitó económicamente, al contrario de lo que ocurrió con Ngorongoro o Serengeti, hizo que este entorno quedase en un estado de semi-abandono.
Esta falta de conservación y protección supuso una elevada degradación. El pastoreo descontrolado, la caza furtiva, la deforestación mediante la quema incontrolada, fueron las principales causas de su destrucción.
Fue en 1989 cuando el gobierno tanzano, decidió tomar alguna medida al respecto y por ello, la reversión de este estado de degradación, fue declarado Proyecto de Interés Nacional.
Lamentablemente esta decisión llegó demasiado tarde para algunos de los animales más emblemáticos, el rinoceronte negro y el elefante fueron abatidos hasta la extinción.
El proceso de rehabilitación supuso la restauración de los hábitats naturales, la reintroducción de especies habituales, tales como el rinoceronte negro y el licaón o perro salvaje, acondicionamiento de pistas, zonas de vigilancia anti furtivos y otras labores de mantenimiento, para lo cual, fueron consideradas las poblaciones locales, puesto que su implicación era vital para el éxito del proyecto.
Nadie cuestiona hoy en día el éxito de esta actuación, resulta muy significativo que a finales de la década de 1980 sólo se contabilizaran 11 elefantes y hoy en día, durante la época de lluvias, se han llegado a localizar más de 1.000 individuos. Sin duda, todo un éxito.
El parque limita al noroeste con el Kilimanjaro, al norte con las vastas llanuras de Tsavo (Kenia) y al sur las montañas de Pare y Usambara. Precisamente el hecho de que sea colindante con el parque de Tsavo, facilita los procesos migratorios de herbívoros en épocas de lluvias, convirtiendo la extensión de Tsavo y Mkomazi como una de las superficies protegidas más extensas del planeta.
El Sahel (franja ecoclimática y biogeográfica que se extiende desde el Sahara hasta las sabanas de Sudán) alcanza Mkomazi y le confiere sus particulares condiciones climáticas que se reflejan en su geografía. Las zonas áridas dominadas por arbustos dan paso a la sabana donde la acacia predomina el paisaje. Todo ello ante la presencia de las aisladas colinas rocosas que ofrecen diferentes hábitats.
Los animales predominantes son los habituales de climas áridos; oryx, cebras, girafas, eland, impalas, gacelas, búfalos, elefantes, leones, leopardos y guepardos, son algunas de las 78 especies de mamíferos inventariadas.
A los amantes de las aves este entorno les fascinará, puesto que se han llegado a contabilizar más de 450 especies de aves.
Fue en el año 2008 cuando el Gobierno de Tanzania elevó el nivel de protección al declararlo Parque Nacional.
Dentro de la extensión del parque, se ha construido un santuario de rinocerontes, que no está abierto al público por su estricta política de protección. No en vano, para entender la situación, en 1960 había 250 rinocerontes habitando la sabana de Mkomazi, sólo 20 años más tarde su población despareció por completo. Ahora, gracias a la labor del santuario y a la reintroducción de rinocerontes procedentes de otras zonas del planeta, bien parques naturales o incluso, zoológicos en algunos casos, se cuentan 27 adultos.
Otro de los reflejos del éxito conservacionista ha sido la reintroducción del licaón o perro salvaje. Este perro se encuentra en seria amenaza de extinción. A comienzos de 1900 se contabilizaban más de 500.000 perros salvajes distribuidos a lo largo de 39 países africanos, en la década de 1990 los números eran irrisorios, cerca de 3.000 individuos en todo el continente.
En 1995 se puso en marcha el programa de cría en cautividad del licaón en Mkomanzi, pionero en África del Este. Concretamente 25 individuos que constituían 3 familias, fueron trasladados desde las sabanas del Masai Mara hasta este parque. Las continuas disputas entre los masai y los perros debido a los ataques al ganado, hizo que se planteara la reintroducción de parte de su población en este nuevo territorio. A día de hoy el número de individuos criados y liberados ascienden ya a 52.
Por todo ello, creemos que los puntos fuertes de este espacio son lo siguientes:
En contraposición, lo que podrían ser puntos más débiles son: