Safari Kamba
Desde 1.710$ por persona
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«Hace ya unas semanas de nuestra vuelta a casa y todavía estamos en una nube. Ha sido un viaje lleno de emociones, algo difícil de expresar.
Cuando la gente nos pregunta por qué decidimos visitar Tanzania no tenemos una respuesta, puede que sintiéramos la llamada de África, quién sabe.
Después de años de duro trabajo buscando emprender nuestro negocio decidimos que ahora que ya estaba en marcha teníamos que hacer un viaje especial y poder ir a Tanzania, conocer sus parques, los animales y sobre todo sus gentes nos parecía algo increíble. Y cuando se apuntaron a venir con nosotros nuestros grandes amigos Mari y Carlos la aventura ya estaba completa y las emociones y la diversión garantizada. Ahora que hemos vuelto estamos seguros de que no habría mejor lugar para comenzar nuestras experiencias viajeras.
No sé cómo explicar lo que hemos vivido, desde que comenzamos a organizar el viaje empezamos a sentir la emoción por llegar a Tanzania. Por casualidad conocimos Udare Safari y creo que ha sido una de las mejores cosas que nos ha pasado. Desde el primer email a Aitor todo fue muy fácil, nos aconsejaron, entendieron perfectamente lo que buscábamos y Gregory nos envió propuestas perfectas para nosotros. Nos hicieron la organización muy fácil, era casi como hablar con amigos y pedirles consejos. Creo que eso lo define muy bien, una agencia que te hace sentir parte de ellos.
¿Cómo se cuenta un viaje así?, son tantas las imágenes que se quedan grabadas que expresarlas es difícil. Empezamos a sentir la emoción nada más llegar a Kilimanjaro, allí nos esperaba Bruno el que iba a ser nuestro chófer durante el safari. En el trayecto hasta Arusha empezamos a tomar contacto con la vida en Tanzania, la gente en la calle, los diferentes paisajes, estábamos en África.
Al día siguiente comenzaba nuestro safari, nos recogieron en el hotel Bruno y Faustin, el equipo de Udare y nos dirigimos al primer parque. Lo maravilloso de un safari es que convives con el equipo durante muchos días, personas a las que no conoces que al final se acaban convirtiendo en grandes amigos. Nosotros decimos que hemos dejado en Tanzania a dos personas de nuestra familia, como os comentamos difícil de explicar. Tenéis que vivirlo.
Desde el primer día vimos un montón de animales, en su hábitat, tan cerca, increíble. Destacar uno de los parques es difícil, en todos sentimos un momento especial y si cada uno de nosotros tuviera que contar su momento único seguro que sería diferente. Mari y su emoción con los elefantes, Jorge asombrado por los millones de ñus, Carlos buscando el rinoceronte y yo emocionada con la visita que nos hizo el leopardo en Serengeti.
Pero nuestro viaje no ha sido solo eso, ha sido más, amistad, gente, cultura. En los traslados nuestras conversaciones sobre Tanzania con Faustin y Bruno nos enseñaban a entender ese increíble país, sus tradiciones. Y nos enseñaron que son una gente maravillosa, que comparte, colabora, se ayudan unos a otros. Si nos ponemos a comparar con nosotros os aseguro que salimos perdiendo.
Un momento que nos marcó a todos fue nuestro día en Mto Wa Mbo. Esta actividad nos la propusieron desde Udare, compartir un día en el pueblo, paseo en bici y luego cocinar y comer comida tradicional. Jorge que es cocinero no se lo quería perder y lo incluimos en nuestro viaje. Y Mari, con lo cocinillas que es, se convirtió en una Mamá Tanzania y se puso al frente de los fogones. Qué divertido, en serio, merece la pena hacer un día de parón entre parques y juntarse con la gente local.
Completamos nuestro viaje con unos días en Zanzíbar, estando tan cerca no podíamos volvernos sin visitar la isla. Qué decir, aunque no somos mucho de playas, allí no nos podíamos resistir a esas aguas cristalinas y la arena blanca. Menudos paseos. Y comer pescado y marisco recién pescado, un lujo y a precios increíbles. Nos gustó mucho la visita a la plantación de especias, ver los árboles, las plantas, su cultivo, pese a que tiene un momento “turistada” con sombreros y corbatas hechos de hojas, pero una vez ahí lo dimos todo, jaja.
Y Stone town, una ciudad llena de contrastes donde poder entender la isla y sus gentes.
Al final había que volver a casa, enero nevando en España y nosotros en manga corta y en la playa, eso hacía la vuelta más dura. Pero sobre todo lo más duro fue despedirse de Bruno y Faustin, nuestra familia Tanzana. Como dice Bruno no pasa nada, nos volveremos a ver, seguro que volvéis a Tanzania. Y tiene razón, seguro que volveremos, Tanzania engancha.»